
Amigos, encontré una historia
en internet que me gustó mucho. En esta historia un individuo llamado Harvey
Mackay cuenta lo que le sucedió una vez que subió a un taxi.
En ella podremos ver lo que se puede lograr con una muy buena
actitud, no basta con traer la actitud unos días o unas cuantas semanas, si no tratar
de hacerlo un hábito y tratar de dar lo mejor de cada uno,
recuerda que lo que siembras cosechas, espero que les guste.
El estaba haciendo fila para
poder ir al aeropuerto. Cuando un taxista se acerco, lo primero que Harvey noto
fue que el taxi estaba limpio y brillante. El chofer muy bien vestido con una
camisa blanca, corbata negra y pantalones negros muy bien planchados, el
taxista salio del auto dio la vuelta y le abrió la puerta trasera del taxi a
Harvey.
Le alcanzo un cartón plastificado y le dijo: yo soy Wally, su
chofer, mientras pongo su maleta en el portaequipaje me gustaría que lea mi
Misión.
Después de sentarse, Harvey
leyó la tarjeta: Misión de Wally: “Hacer llegar a mis clientes a su destino
final de la manera mas rápida, segura y económica posible brindándole un
ambiente amigable…
Mi amigo Harvey quedo
impactado. Especialmente cuando se dio cuenta que el interior del taxi estaba
igual que el exterior, limpio sin una mancha!!
Mientras se acomodaba detrás
del volante, Wally le dijo, “Le gustaría un café? Tengo unos termos con café
regular y descafeinado. Mi amigo bromeando le dijo: “No, preferiría una soda’
Wally sonrío y dijo: “No hay problema tengo un conservador con Coca Cola
regular y dietética, agua y jugo de naranja. Casi tartamudeando, Harvey le
dijo: “Tomare la Coca Cola dietética”
Pasándole su bebida, Wally le
dijo, “Si desea usted algo para leer, tengo el Wall Street Journal, Time, Sport
Illustrated y USA Today…”
Al comenzar el viaje, Wally
le paso a mi amigo otro cartón plastificado, “Estas son las estaciones de radio
que tengo y la lista de canciones que tocan, si quiere escuchar la radio”
Y como si esto no fuera
demasiado, Wally le dijo a Harvey que tenia el aire acondicionado prendido y si
la temperatura estaba bien para el. Luego le aviso cual seria la mejor ruta a
su destino a esta hora del día. También le hizo conocer que estaría contento de
conversar con el o, si Harvey prefería lo dejaría solo en sus meditaciones. …
“Dime Wally, le pregunto mi
asombrado amigo: siempre has atendido a tus clientes así?”
Wally sonrió a través del espejo retrovisor. “No, no siempre. De
hecho solamente los dos últimos dos años. Mis primero cinco años manejando los gaste
la mayor parte del tiempo quejándome
igual que el resto de los taxistas. Un día escuche en la radio acerca de Wayne
Dyer un “Gurú” del desarrollo personal.
El acababa de escribir un libro llamado “Tú lo obtendrás cuando
creas en ello”. Dyer decía que si tu te levantas en la mañana esperando tener
un mal día, seguro que lo tendrás muy rara vez te frustraras. El decía, “Para
de quejarte” Se diferente de tu competencia. No seas un pato. Se un águila. Los patos hacen bulla y se quejan, las
águilas se eleven encima del grupo.
Esto me llego aquí, en medio
de los ojos, dijo Wally. Dyer estaba realmente hablando de mí. Yo estaba todo
el tiempo haciendo bulla y quejándome, entonces decidí cambiar mi actitud y ser
un águila. Mire alrededor a los otros taxis y sus chóferes… los taxis estaban
sucios, los chóferes no eran amigables y los clientes no estaban contentos.
Entonces decidí hacer algunos cambios. Uno a la vez. Cuando mis clientes
respondieron bien, hice más cambios.
Se nota, que los cambios se
han pagado, le dijo Harvey.
Si, seguro que si, le dijo
Wally. Mi primer año de águila duplique mis ingresos con respecto al año
anterior. Este año posiblemente lo cuadruplique. Usted tuvo suerte de tomar mi
taxi hoy. Usualmente ya no estoy en la parada de taxis. Mis clientes hacen
reserva a través de mi celular o dejan mensajes en mi contestador. Si yo no
puedo servirlos consigo un amigo taxista confiable para que haga el servicio.
Wally era fenomenal. Estaba
haciendo el servicio de una limusina en un taxi normal. Posiblemente haya
contado esta historia a más de cincuenta taxistas, y solamente dos tomaron la
idea y la desarrollaron. Cuando voy a sus ciudades, los llamo a ellos. El resto
de los taxistas hacen bulla como los patos y me cuentan todas las razones por
las que no pueden hacer nada de lo que les sugería.
Wally el taxista tomo una diferente alternativa. El
decidió dejar de hacer bulla como los patos y volar por encima del grupo como
las águilas.
Los Patos hacen bulla, Las
águilas vuelan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario